martes, 21 de diciembre de 2010

La advertencia del BCE a Dublín

Los tenedores de bonos bancarios no son los únicos preocupados sobre lo que el rescate financiero irlandés significa para ellos. Incluso el Banco Central Europeo está inseguro de su estado y ha publicado sus preocupaciones en su sitio web. Si el BCE desconoce el resultado, ¿qué esperanza hay para los acreedores privados?
La cuestión es la nueva ley bancaria de Irlanda aprobada la semana pasada. La norma otorga poderes temporales al Gobierno para reestructurar entidades que han recibido ayuda estatal, incluyendo una carta blanca para cambiar los derechos de la deuda subordinada. Y podría permitir al Estado la subordinación de los acreedores sénior al liquidar activos y transferir pasivos.
El interés del BCE se enfoca en torno a los 136.000 millones de euros de préstamos para los bancos comerciales con sede en Irlanda -superando su total de capital y de reservas-. Pero el BCE también está preocupado porque la ley podría afectar la independencia del Banco Central de Irlanda, lo que coincide con las críticas de la oposición de que la norma da al Gobierno demasiado poder.
En concreto, el BCE quiere que la ley incluya cláusulas explícitas que afirmen el principio de independencia del supervisor por encima de cualquier disposición legislativa. También ha aprovechado la oportunidad para reafirmar su opinión de que un régimen de resolución que modifica radicalmente los derechos de los tenedores debe ser equilibrada con la necesidad de estabilidad financiera.
El Gobierno irlandés ha desestimado los temores del BCE y pocos analistas creen que la disputa descarrile el rescate de Irlanda. Aún así, la preocupación es que surge en un momento en que los Gobiernos de Europa aprueban leyes para garantizar que los acreedores asuman parte del coste de los rescates futuros. Si la norma se percibe improvisada, desleal o impredecible, los inversores rehuirán tomar deuda de los bancos más débiles. El giro crea incertidumbre sobre el estado de los acreedores bancarios, un problema que puede acelerarse en 2011. Si el BCE, un acreedor garantizado y organismo del sector público, está nervioso por la situación jurídica, los acreedores privados lo están por partida doble.
Neil Unmack
Fuente:http://www.cincodias.com

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