martes, 7 de diciembre de 2010

La Fed y el eje de la depresión

PAUL KRUGMAN

DESDE NUEVA YORK



Qué tienen en común el gobierno de China, el gobierno de Alemania y el Partido Republicano de Estados Unidos? Todos están intentando intimidar a la Reserva Federal para que abandone sus esfuerzos por crear empleos. Y los motivos de los tres son altamente sospechosos.



No es como si la Reserva Federal estuviera haciendo algo radical. Es cierto que la Fed suele conducir la política monetaria comprando deuda del gobierno estadounidense en el corto plazo, en tanto que ahora, bajo el inútil nombre de "quantitative easing", está comprando deuda a plazo mayor (la adquisición de más deuda en el corto plazo no tiene sentido, ya que la tasa de interés sobre esa deuda es casi cero). Sin embargo, el presidente de la Fed, Ben Bernanke, estaba en lo correcto cuando protestó, diciendo que esto es "meramente política monetaria". La Fed está intentando reducir las tasas de interés, como siempre hace cuando el desempleo es alto y la inflación es baja.



Además, la inflación efectivamente está en bajos niveles actualmente. La inflación subyacente -medida que excluye los volátiles precios de alimentos y energía-, ampliamente considerado un mejor indicador, apenas está llegando a 0,6 por ciento, el nivel más bajo que haya registrado en la historia. En tanto, la tasa de desempleo ronda cerca del 10 por ciento, al tiempo que el desempleo en el largo plazo es peor de lo que ha sido desde la Gran Depresión.



Así que el argumento para la acción de la Reserva Federal es contundente. De hecho, la principal inquietud que albergan personas razonables sobre los planes de la Fed -inquietud que comparto- es que, probablemente, estos terminen siendo demasiado débiles, demasiado ineficaces.



Sin embargo, existen personas razonables; y después está el eje de la depresión de China, Alemania y el Partido Republicano.



No es misterio alguno la razón por la cual China y Alemania están en la senda de guerra en contra de la Fed. Ambas naciones están acostumbradas a acumular enormes superávits comerciales. Pero, para que algunos presenten superávits comerciales, otros deben presentar déficits de comercio; y por años, esos hemos sido nosotros. Sin embargo, las políticas expansivas de la Reserva Federal tienen el efecto secundario de causar cierto debilitamiento del dólar, volviendo más competitivos los bienes estadounidenses, así como pavimentando el camino hacia un menor déficit en Estados Unidos. Los chinos y los alemanes no quieren que eso ocurra.



Para el gobierno chino, por cierto, un ataque en contra de la Fed tiene la ventaja adicional de que desvía la atención de su propia manipulación de la divisa, que mantiene artificialmente débil a la moneda china; precisamente el pecado del que China acusa falsamente a Estados Unidos.



¿Pero, por qué se están sumando los republicanos a este ataque?



Al parecer, Bernanke y sus colegas quedaron atónitos al darse cuenta que estaban bajo el microscopio. Pensaron que estaban actuando en el espíritu de, nada más y nada menos, Milton Friedman, quien responsabilizó a la Fed por no haber actuado más vigorosamente durante la Gran Depresión; y quien, en 1998, hizo un llamamiento dirigido al Banco de Japón para que "comprara bonos en el mercado abierto", exactamente lo que la Fed está haciendo actualmente.



Sin embargo, los republicanos no quisieron aceptar nada de lo anterior, interponiendo objeciones que van desde lo extraño hasta lo incoherente.



Lo extraño: hace dos semanas, un grupo más bien peculiar de figuras republicanas -¿quién diría que William Kristol es un experto en política monetaria?- divulgó una carta abierta a la Fed, advirtiéndole que sus estrategias "creaban el riesgo de una pérdida del valor de la divisa y de generar inflación". Estas inquietudes fueron repetidas en una carta que los cuatro republicanos del Congreso enviaron posteriormente a Bernanke. Ninguna de las cartas explicaba por qué deberíamos temerle a la inflación, cuando la realidad es que la inflación sigue estando en niveles históricamente bajos.



Y con respecto a la pérdida del valor del dólar: dejando de lado el hecho que un dólar más barato efectivamente es de ayuda para la industria manufacturera estadounidense, ¿dónde estaban estas personas durante la administración anterior? El dólar se debilitó de manera constante a lo largo de la mayor parte de los años de Bush, declinación que empequeñece su reciente descenso. ¿Por qué no hubo cartas similares exigiendo que Alan Greenspan, en esa época el presidente de la Fed, ajustara la política?



En el ínterin, lo incoherente: dos republicanos, Mike Pence en la Cámara de Representantes y Bob Corker en el Senado, se han pronunciado a favor de que la Fed abandone todo esfuerzo por alcanzar el empleo total y se concentre exclusivamente en la estabilidad de los precios. ¿Por qué? Porque el desempleo aún es altísimo. No, yo tampoco entiendo la lógica.



¿Entonces, qué está motivando realmente el ataque del Partido Republicano en contra de la Reserva Federal? Bernanke y sus colegas claramente fueron tomados por sorpresa. El experto en materia presupuestaria Stan Coller había pronosticado todo esto. En agosto, le advirtió a Bernanke que "con los legisladores republicanos viendo la penuria económica como la senda a la gloria electoral", ellos "se opondrían a cualquier acción emprendida por la Reserva Federal que mejorara la economía". En pocas palabras, su verdadero temor no yace en que las acciones de la Fed sean nocivas, sino en que puedan tener éxito.



De ahí el eje de la depresión. Indudablemente algunos de los detractores de Bernanke están motivados por una sincera convicción intelectual, pero la razón fundamental para el ataque en contra de la Fed es el propio interés, simple y llanamente. China y Alemania quieren que Estados Unidos mantenga su falta de competitividad; los republicanos quieren que la economía se mantenga débil mientras haya un demócrata en la Casa Blanca.



Y si Bernanke cede a su intimidación, quizá a todos se les concedan su deseo.

Fuente:http://www.elpais.com.uy/

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