B. de Miguel - Bruselas - 18/10/2010
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, intentará hoy cerrar en Luxemburgo un acuerdo sobre la reforma del Pacto de Estabilidad, para someterlo a la aprobación de los líderes europeos en su próxima cumbre de los días 28 y 29 de octubre en Bruselas.
El borrador del informe elaborador por Van Rompuy, al que ha tenido acceso CincoDías, recoge ya el consenso de los 27 países de la UE sobre un endurecimiento de la disciplina presupuestaria y una aplicación más rigurosa de las sanciones previstas en el Pacto de Estabilidad (multas de hasta el 0,5% del PIB del país infractor).
El acuerdo también parece unánime sobre el hecho de que "las nuevas sanciones y medidas de vigilancia no se pueden aplicar de manera retroactiva", según el texto pactado hasta ahora. El mismo párrafo, ya sin los corchetes que denotan las divergencias entre las delegaciones, prevé el establecimiento de "un periodo transitorio para los países que no hayan tomado medidas de corrección del déficit en respuesta a los procedimientos de déficit excesivo".
En la práctica, esa tregua debería permitir cerrar los expedientes abiertos durante la actual crisis contra todos los países de la zona euro.
Pero las 17 páginas del documento de Van Rompuy reflejan también importantes discrepancias entre los ministros sobre la aplicación de las nuevas sanciones económicas o el futuro endurecimiento del Pacto.
La delegación francesa, dirigida por la ministra de economía, Christine Lagarde, exige que la aplicación de las multas incluya una decisión final a nivel político por parte del Ecofin (ministros de Economía de la UE).
Alemania, en cambio, reclama un mecanismo de sanciones casi automático para evitar la posibilidad de regateo entre los países. Y Berlín quiere garantías de que la reforma del Pacto se completará con la inclusión de castigos políticos y la creación de un mecanismo de suspensión de pagos para los países en dificultades.
El borrador del informe elaborador por Van Rompuy, al que ha tenido acceso CincoDías, recoge ya el consenso de los 27 países de la UE sobre un endurecimiento de la disciplina presupuestaria y una aplicación más rigurosa de las sanciones previstas en el Pacto de Estabilidad (multas de hasta el 0,5% del PIB del país infractor).
El acuerdo también parece unánime sobre el hecho de que "las nuevas sanciones y medidas de vigilancia no se pueden aplicar de manera retroactiva", según el texto pactado hasta ahora. El mismo párrafo, ya sin los corchetes que denotan las divergencias entre las delegaciones, prevé el establecimiento de "un periodo transitorio para los países que no hayan tomado medidas de corrección del déficit en respuesta a los procedimientos de déficit excesivo".
En la práctica, esa tregua debería permitir cerrar los expedientes abiertos durante la actual crisis contra todos los países de la zona euro.
Pero las 17 páginas del documento de Van Rompuy reflejan también importantes discrepancias entre los ministros sobre la aplicación de las nuevas sanciones económicas o el futuro endurecimiento del Pacto.
La delegación francesa, dirigida por la ministra de economía, Christine Lagarde, exige que la aplicación de las multas incluya una decisión final a nivel político por parte del Ecofin (ministros de Economía de la UE).
Alemania, en cambio, reclama un mecanismo de sanciones casi automático para evitar la posibilidad de regateo entre los países. Y Berlín quiere garantías de que la reforma del Pacto se completará con la inclusión de castigos políticos y la creación de un mecanismo de suspensión de pagos para los países en dificultades.
Plazos muy largos para corregir los desequilibrios
La reforma de la supervisión económica europea incluirá la vigilancia sobre los desequilibrios macroeconómicos, con especial énfasis "en los Estados miembros que muestren un gran y persistente déficit en la balanza por cuenta corriente y grandes pérdidas por competitividad", según el borrador del informe definitivo del Grupo de Trabajo dirigido por Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo.El nuevo control apunta a países como España. Pero los matices introducidos en el texto también parecen responder a inspiración española. El documento reconoce que la corrección de esos desequilibrios requiere plazos muy largos, tal y como ha defendido España durante las reuniones del Grupo. Y por eso supedita la vigilancia al cumplimiento de las recomendaciones de la UE, no a sus resultados económicos inmediatos.
Fuente:http://www.cincodias.com
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