lunes, 1 de noviembre de 2010

Todo apunta a que con este Gobierno seremos más pobres

Si dijéramos que el salario medio de dos trabajadores es de 1000 euros al mes, y no explicáramos que uno de ellos recibe 1500 euros y el otro de 500, induciríamos a pensar que los dos tienen el mismo salario, es decir, que ganan cada uno 1000 euros al mes. Lo cual, según este ejemplo, no es cierto.
Con las interpretaciones políticas de los asuntos económicos sucede lo mismo. El dirigente de turno tiende a contar lo que le favorece dentro de la complejidad de las interpretaciones, que se hacen, quizás a propósito, oscuras. Ahora se nos han dado los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) del tercer trimestre del año. Se ha enfatizado que el paro ha descendido en 70.800 personas y que se han creado 69.900 empleos. Dentro de la parquedad del dato podemos decir que son buenas noticias, sin duda. Rápidamente, los responsables del Gobierno han salido a decir que ha cambiado la tendencia, que ya se ha tocado suelo, etc. Sin embargo, la realidad no es realmente así. Y la realidad es la que los propios datos de la EPA dicen cuando se siguen leyendo los resultados. Y estos son, por ejemplo, que: 1.292.300 hogares españoles tienen a todos sus miembros en paro, que son 630.000 las personas que no perciben ninguna retribución (que, por tanto, viven de la caridad), o que hay todavía 4.574.700 personas sin trabajo. Lo que explica que Cáritas haya atendido a 800.000 personas en 2009 y que las cifras de 2010, cuando las tengamos, serán mucho más impactantes.
Y aquí no queda todo, pues siguiendo con los datos de la misma encuesta EPA se puede añadir que se han creado 90.000 empleos públicos, lo que nos lleva a concluir que, en lugar de crearse, se ha destruido empleo en el sector privado, que es el lugar donde hay que crearlo. Y, aún más, si tal como asegura la propia EPA se quitara el efecto “estacional” del trabajo del verano, en realidad el paro habría aumentado en 65.800 personas. En definitiva, estamos aproximadamente como estábamos: enorme paro y enorme drama social que se mitiga, de alguna manera, desde la solidaridad de las familias de los desempleados y desde algunas instituciones, muy particularmente desde Cáritas y otras organizaciones de la Iglesia Católica.
El nuevo Gobierno lleva pocos días de vida, pero en lo económico parece que la tónica será la misma: se mantiene lo explicitado en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2011, aprobados hace unas semanas con las “oscuras” contrapartidas a PNV y Coalición Canaria. Por decirlo rápidamente: no hay ni cambios, ni ninguna nueva iniciativa. Dicho de otra manera: no hay Plan B, salvo que se necesite Plan B, de acuerdo a lo que electoralmente convenga en su momento. Una situación que no hará sino deteriorar más la economía, pues las medidas, dramáticas o no, hay que tomarlas cuando tocan: si se retrasan se agrandan los problemas, como ya hemos experimentado desde 2008. Y de estancarse el Gobierno en su intolerancia permanente, y su negativa a atender lo que no quiere escuchar, la economía española se deteriorará aún más. Veamos porqué.
De acuerdo con los PGE aprobados, el Gobierno vaticina que la economía crecerá el 1,3% en 2011. Un crecimiento que proviene de dos partidas: la primera, un 0,9%, inducido por la demanda exterior, es decir, por las exportaciones que el Gobierno piensa que crecerán un 6,4% (algo altamente dudoso visto de donde venimos y del panorama internacional); y la segunda, un 0,4%, procedente de la demanda interna, es decir de un aumento del consumo en el mercado interior. Esta previsión de crecimiento será, por tanto, la que cambie la tendencia del paro. De manera que los PGE estiman un crecimiento del 0,3% del empleo como consecuencia de ese crecimiento del 1,3% de la economía. Una cifra, por otra parte, muy parca, que mantendrá el drama social del paro por mucho tiempo, y que augura que muchísimas personas nunca se reincorporarán al mercado de trabajo de nuevo, pues para absorber 4,5 millones de desempleados se necesitarán muchos, muchos años.
Volvamos al crecimiento del 1,3%. Fuentes, muy solventes en lo económico, contradicen estos datos de crecimiento del Gobierno y los dejan muy por debajo. Por ejemplo, la Comisión Europea los estima en un 0,8%, la OCDE en un 0,9%, el FMI en un 0,7%, el propio Banco de España en un 0,8%, y la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS), la más pesimista, en un 0,4%.
Dada la trayectoria de equivocaciones constantes de los diferentes Gobiernos de Zapatero en los temas económicos, queda la duda razonable de que las estimaciones para 2011 puedan ser igualmente erróneas. En este caso, ¿sería razonable pensar que todos se equivocan salvo el Gobierno? ¿qué pasaría entonces si, por ejemplo, el Banco de España tuviera razón y el crecimiento fuera del 0,8% en lugar del 1,3% previsto por el Gobierno? Pues si esto llegara a pasar sucederían una serie de efectos en cascada, todos ellos muy negativos: no se crearía empleo sino que aumentaría más el paro, con lo que el gasto de las prestaciones por desempleo sería mayor y, por tanto, habría menos ingresos para el Estado pues el consumo sería menor que el esperado, habría que pedir más dinero prestado al exterior con lo que aumentaría la deuda, que se pagaría más cara, y se cortaría aún más el crédito bancario a las empresas, que a su vez tendrían menos negocio, y habría menos ingresos para el Estado vía el Impuesto de Sociedades y el IVA. Es decir, un desastre. Y no digamos si en lugar del Banco de España, fuera FUNCAS quien se aproximara a la realidad.
Todo apunta a que este Gobierno no es un Gobierno que pondrá el énfasis en la economía, sino que sus objetivos parecen dirigirse a otros asuntos, a lo mejor, más rentables electoralmente según sus estimaciones. Lo que nos lleva a pensar que cuando se den cuenta de la necesidad de un Plan B para la economía, será otra vez demasiado tarde. Quizás, en ese momento los dirigentes actuales seguirán en el Gobierno con Zapatero a la cabeza, pero nosotros, todos los españoles, seremos mucho más pobres y el futuro de España estará mucho más comprometido como país.

Fuente:http://www.intereconomia.com

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