miércoles, 18 de agosto de 2010

Del 'Excepticismo': varios países sancionados por Barclays Bank

Acabo de leer que Barclays Bank ha sido multado por haber efectuado transacciones en países como Cuba, Irán y Libia. Estamos hablando de tres países que abogan por la pobreza como forma de vida para sus habitantes, claro, de ninguna manera para sus dirigentes. Pero estamos refiriéndonos además, a tres países que violan constantemente los derechos humanos, que son un peligro para la paz mundial, y cuyos dirigentes no se cansan de promover la guerra, e inclusive hasta de anunciarla de manera inminente, como ha sido el caso de Fidel Castro en su reciente aparición.
Entonces descubrimos que Barclays Bank, que no es el único, se presta para sostener financieramente, en parte, a estos países. Esto es lo que trajo el barco en relación a intereses mercantilistas y derechos humanos. Los primeros van por encima de los segundos, para aquellos que tienen en su poder la economía mundial. No me extraña que estemos en crisis, a peor iremos si seguimos como vamos.
Lo curioso es que si usted tiene la posibilidad de almorzar con algunos de estos banqueros, como la he tenido yo, son personas que abogan por la paz mundial, y más políticamente correctos no pueden ser. Por supuesto, están en contra de la miseria, y del desparpajo del dinero.

Inversiones "más seguras"

Aunque prefieren invertir el dinero en algo más seguro que obras de arte, como es el caso de invertirlo con países como los que acabamos de mencionar, sin mencionar otros, Rusia y China, de los que no se puede probar nada a no ser que seas juzgado por desacato a la economía moderna.
Ayer vi, una vez más, Eclipse Total de Agnieszka Holland, la película que narra la vida de Arthur Rimbaud y de Paul Marie Verlaine, sobre todo ese espacio de la vida en el que ambos se amaron a contracorriente de todo, hasta de ellos mismos. No he cambiado de tema, todo está ligado. Verlaine vivía con su mujer, una joven ricachona, tonta, pero con un cuerpo bellísimo, y un padre podrido en plata. Verlaine, por el contrario, su única fortuna eran sus versos; el padre era el que ponía las pautas, por supuesto. Y todavía la poesía era considerada una fortuna del espíritu.
Arthur Rimbaud era un joven provinciano de Charleville, un genio, un hombre adelantado a su época, provocador, extremista, que llegó y revolucionó la vida y la poesía de Verlaine, y la de todos nosotros. Por eso se amaron, por eso lo amamos. En la película tal pareciera que fue Rimbaud quien se aprovechó de Verlaine. Yo opino lo contrario, y creo que la realizadora y el guionista (Christopher Hampton) son de la misma opinión, a juzgar por el propio filme. La mayor riqueza, la del amor, la poseía Rimbaud.
En cualquier caso, tras haber existido aquella época con sus pros y sus contras, y el que la poesía venciera por encima del egoísmo del dinero, puesto que hoy todos o una gran mayoría, todavía sabemos quiénes son Verlaine y Rimbaud, y ni siquiera recordamos al rico padre de la esposa mimada, nos debería haber dado una buena lección de humanidad y humanismo, pero aún no la hemos aprendido.

Economía más cerca del arte

En lugar de invertir en las artes, en la belleza, en la paz, en la vida; algunos bancos, que no todos, por suerte, apuestan por países que representan el odio, la vileza, el terrorismo, la muerte.
La economía debería acercarse más al arte, volver a hacer de él un valor esencial, y que no sea el petróleo u otro tipo de riquezas que atentan contra la existencia, los productos que rijan el desarrollo de los seres humanos. No es compatible con la ideología que luego los representantes del progreso económico quieren vendernos. Y si esto se lograra, exentos de ideología, aún mejor.
Fuente:http://ecodiario.eleconomista.es

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